sábado, 19 de marzo de 2016

Oliverio Girondo


Respondo en blanco vivo
 
Blanca de blanca asfixia
y exangüe  blanca vida,
a quien el blanco helado
nevó la blanca mano
de blanca aparecida,
mientras el blanco espanto
blanqueaba su mejilla
de blanca ausencia herida,
al ceñir su blancura
de intacta blanca luna
y blanca despedida.
 
Nocturno 5
 
La lluvia
con frecuencia
penetra por mis poros
ablanda mis tendones,
traspasa mis arterias,
me impregna,
poco a poco,
los huesos,
la memoria.
 
Entonces,
me  refugio
en un rincón cualquiera
y estirado en el suelo
escucho,
durante horas,
el ritmo de las gotas
que manan de mi carne,
como de una gotera.
 
 
Aparición urbana
 
¿Surgió de bajho de la tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre lo ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tal blanco.
 
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un àngel.
 

(del libro: “Calcomanías, espantapájaros, nocturnos y embelecos” Ed. Mandori, 1999).

Naciò en Buenos Aires en 1981. Falleció en su ciudad natal en 1967
Publicò: Veinte poemas para ser leídos e el tranvía; Calcomanías, espantapájaros, nocturnos y embelecos (al alcance de todos ; Persuasión de los días; En la masmèdula.

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