lunes, 25 de marzo de 2019

Nº87 - Otoño 2019


Alejandra Burzac Sàenz.

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Pensando en el exilio  

Mañana será otro mi paisaje,
mi entorno,
deslumbrará mi mirada otra geografía.
El oído agudizará la forma de tomar el ritmo
de la nueva entonación.

Beberé amaneceres y puestas de sol
tocaré nuevas texturas
probaré nuevos sabores.
Me interpelarán ojos curiosos o extrañados.

Mi ser deambulará por otras calles
algún perro vagabundo
o un sin techo dará una imagen familiar.
Mientras, en mi tierra una avalancha de malas decisiones sumerge a mi gente en la miseria.
Y hay palos, y golpes, y presos.
Y nos vamos cada vez más abajo
en el fondo, bien al fondo,
el de la miseria abismal de la codicia de los buitres
que engullen patrias con hombres, mujeres, niños, ancianos… con gente… mi gente.
Y el perro familiar toma forma una vez más.
Ya siento las cadenas arrastrarse,
arrasando todo
desde el norte.


 Escritora, Ensayista, Editora, Poeta y Gestora Cultural.
San Miguel de Tucumán (Argentina)
Publicò: Elementos Tierra – Agua – Fuego – AireSami la novela Diaguita en Co Autoría con el Dr. Rodolfo Vargas Aignasse; Ella ]; Instintos NaturalesEterna BúsquedaOrigen Entrada y Consolidación del Quichua Santiagueño, El Avá Neê

Leyendas Argentinas

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La leyenda de “El Familiar”

A diferencia de la mayoría de las historias, la leyenda de “El Familiar” surge en la época moderna y de la mano del progreso industrial. Nace y se desarrolla en el noroeste argentino junto con la proliferación de la industria azucarera y la instalación de varios ingenios a finales del siglo XIX y principios del pasado, donde se empleaban a miles de obreros a sueldos de hambre y condiciones de trabajo inhumanas.

El Familiar era el perro del diablo. O tal vez el Diablo mismo. Negro como la muerte y feroz como todo el mal del mundo. Sus ojos desprendían llamaradas de fuego y sus garras tenían la fuerza de mil hombres. Poseía un hambre que sólo se saciaba con la entrega de un peón al año. Por lo que el patrón del ingenio o el capataz, que había hecho un trato con el Diablo a cambio de la prosperidad del negocio, debía entregarle un obrero para que el Familiar se lo coma.

En estas ocasiones solía tomar la forma de una gran serpiente que era llamada “El Viborón” y se tragaba al infortunado en los mismos sótanos del ingenio o en alguno de sus cuartos, donde vivía el Familiar. También podía adoptar la forma de un toro negro, o de un burro, o de un puma, aunque su representación más popular era la del perro.

A veces, el patrón mandaba a un obrero a buscar herramientas o cualquier cosa a estas habitaciones donde lo estaba esperando el perro del Demonio y nunca más volvía a salir.

Solía suceder en los ingenios que durante el trabajo, algún que otro trabajador encontrase la muerte. O bien cayendo a la caldera, o en la cinta trituradora del trapiche. No era algo extraño. Si esto ocurría se decía que había sido el Familiar que andaba con hambre. Si algún trabajador desaparecía, se decía que había sido el Familiar.

Y también podía suceder que el perro se tragase a algún trabajador en especial, sobre todo aquellos que tenían ideas políticas distintas de las del jefe. Estos solían ser los más deliciosos para el perro del Diablo, y además servía como ejemplo para que a ningún otro obrero se le ocurra tener ideas políticas distintas a las del patrón. Incluso era mejor que no tuvieran ideas políticas. Y hasta que no tuvieran ideas en absoluto.

No había manera de matar al Familiar. Si uno se lo encontraba al perro y quería clavarle el facón, encontraba que eso era imposible. En cambio si llevaba un rosario colgando y una cruz consigo, el perro no lo mataba. Es probable que igual le ladrara, pero a lo sumo salía un poco lastimado, nada más.

Fuente: https://sobreleyendas.com/2008/09/05/la-leyenda-de-el-familiar/

Aleqs Garrigóz

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Fantasía

Eres un niño que camina con pies desnudos
por habitaciones lumínicas de mi mente:
con una llave maestra
abres los portales por donde se cuelan pájaros y arcoíris.
Amigo dilecto, aunque nunca te he visto;
y tu sonrisa no sea más que un cordón finísimo
que tira de mí en un mundo de encanto privado
en que despiertas un calor bienaventurado. Fantasía
pura. Una olla de oro con galletas dulces
para degustar con glotonería.
Imagino ahora que chupo tus pies en adoración
y meto entre cada dedo mi lengua por hacerte reír.
Imagino estrecharte y hacerte reír
con mi abrazo. Que tus cabellos dorados
se esperancen felices como los rayos del sol
hasta incendiar las playas donde vives.
Canto de ave tropical es la palabra pequeña que me regalas,
que yo atesoro como un secreto de infancia.
Fantasía: territorio que recreas
en inocencia, en la distancia y el cariño compartidos:

la huella que deja en ti este silencio…

Poeta..
(Puerto Vallarta, México 1986).
Publicò: Abyección , Luces blancas en la noche , Perturbación de la mente, La promesa un poeta , Páginas que caen , La risa de los imbéciles