miércoles, 23 de diciembre de 2015

Nº 74 - Verano 2015/16

Jorge W. Abalos

Editorial (Breve 4)


Una vez alcanzado ese plano intelectual en la vida de uno mismo, podríamos entonces coincidir con el pensamiento de Arthur Rimbaud que dice: “El poeta es un vidente, la poesía un instrumento de conocimiento, la historia, el destino de la humanidad se expresan por la voz del poeta”

El Rescatador


Publicado en Revista Literaria “Mapuche “. Año 1 – Nº 4 - Abril de 1982  (impresa)

Jorge W. Abalos

Naciò  en 1915 en la ciudad de La Plata. Considerado como uno de los mas sobresalientes escritores de
Amèrica en los últimos tiempos, Jorge W. Abalos, supo ganarse el afecto de quienes lo conocieron, asi también de sus lectores, a través de su benemérita obra comprendida en el área de la ciencia y la literatura.
Maestro y director de escuelas rurales, científico, investigador; su especialidad dentro del campo de la biología, lo llevó a ocupar cargos de relevancia, tales como Entomólogo del Instituto de Medicina Regional de la Universidad de Tucumán; Director del Instituto de Animales Venenosos de Santiago del Estero; Profesor de Zoología Forestal en la Facultad de Ingeniería Forestal  de Santiago del Estero; Vice Decano de la misma; Director del Centro de Zoologìa Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas de Còrdoba; Titular de la Academia Nacional ; becado en varias oportunidades por organismos internacionales.
De su vasta obra literaria, mencionamos: “Shunko” (traducido en varios idiomas), “Animales, Coplas y Leyendas”; “Norte Pencoso”, “Que sabe usted de víboras”, etc; tiene además publicado 60 trabaos sobre investigación científica.
 Jorge W. Abalos, falleció en octubre de 1979, en la ciudad de Còrdoba, donde residía desde hace tiempo.-

Irene Mercedes Aguirre



Conjunción AMÉRICA
 
Clavados en ayeres silenciosos
los templos con sus dioses ya no alcanzan
ni pueden explicarnos por sí mismos
esta compleja trama.
Apenas si nos traen, tenuemente,
reminiscencias vagas. Telarañas de un tiempo
que en nosotros pervive, que está pero no habla.
Entonces interrogo catedrales,
conventos imponentes que conmueven
y datan la colonial presencia,
y tampoco me basta.
Solamente recrean esos siglos
de un mundo subterráneo, inmaduro y dormido,
perpetuando unas formas de hispana pincelada.
No hay mitos africanos que consigan
unificar senderos, que concentren,
que logren ataviar nuestras ansias
con su mágico ensueño.
No sirve a nuestra esencia la cordura
de otras metas extrañas, racionales y ascéticas,
de protestante sello.
Ninguno de ellos logra, en esta tierra,
la rosa de los vientos, el dolorido centro
de nuestra propia entraña
a la que no entendemos.
¡Porque no somos blancos solamente,
ni sólo indios ó negros!
¡Somos SUMA ESPARCIDA!
¡La conjunción AMÉRICA en el mestizo cuenco!
 
(de libro:Mirador de Dos Mundos. Quinientos luego

 Poeta, escritora, docente e investigadora universitaria de grado. Avellaneda (Buenos Aires)
Publicò: Mi ser en el tiempoJuan y la fiebreA mis islas cautivaSonetos a Simón Bolívar (2)El sueño que no cesa;Ventanal a tres tiemposParda Manuela

Leyendas Argentinas

Leyenda del Ñandutí
 
Según la leyenda, el ñandutí fue creado por una mujer indígena, que se inspiró en el telar de araña de la selva.
Cuenta la leyenda que dos bravos guerreros guaraníes se disputaban el amor de Samimbí, una bella y esquiva muchacha morena.
Una noche, Jacyñemoñaré (Hijo de la Luna ), uno de los dos jóvenes, recorría atribulado la selva, cuando al elevar su mirada al cielo para implorar a Tupá, el dios guaraní, que lo ayudase a obtener el amor de Samimbí, vio en lo alto de un árbol corpulento, bañado por la luz plateada de la luna, un maravilloso encaje cuya perfección lo deslumbró. Yaciñemoñaré decidió entonces trepar al árbol y obtener esa joya para regalarla a su amada.
 Quiso el destino que Ñanduguasu (Araña Grande), el otro guerrero enamorado de Samimbí, pasara en ese momento por el lugar y también viera el hermoso tejido. Enfurecido por los celos al darse cuenta que de su rival se apoderaría del encaje antes que él, le disparó una flecha certera que lo mató en el acto. Sin perder tiempo, Ñanduguazú se encaramó al árbol. Pero cuando se apoderó del tejido sólo quedó en sus manos una vistosa y desagarrada tela de araña.
 Durante largos meses los remordimientos no dejaron en paz a Ñanduguasu. Hasta que por fin, un día, su madre logró arrancarle el terrible secreto. La anciana pidió entonces a su hijo que la condujese hasta el pie del árbol. Y cuando madre e hijo llegaron al lugar observaron con sorpresa que en el mismo sitio se había formado un encaje idéntico al anterior. Para consolar a su desdichado hijo, que desde la muerte de Jasyñemoñaré no hacía más que vagar como enloquecido por la selva, la anciana decidió obsequiarle un tejido igual al del árbol.
 Para ello estudió con gran atención las idas y venidas de la araña que hilaba pacientemente su primorosa trama. Luego, con sus agujas de tejer, comenzó a copiar los círculos y rectas que la araña trazaba con admirable precisión, y usando las finas hebras de sus cabellos blancos logró reproducir el encaje: era el ñandu-atí o "canas de la araña", encaje que las mujeres paraguayas tejen con motivos propios de su país.
 
Nota: Ñanduti significa en guaraní tela de araña, símbolo de la ciudad de Itauguá, es considerada como la reina de toda la artesanía de la República del Paraguay.
 Es un encaje de agujas, se teje sobre bastidores en círculos radiales, se bordan motivos geométricos o zoomorfos, enhilo blanco o en vivos colores. Preferentemente se realizan detalles para vestimentas, ornamentos religiosos, sombreros, abanicos, todo tipo de artículos ornamentales

 Leyenda Guaraní.

Beppe Belloso

Tango
  
Tus ojos buscan los míos
Y ellos huyen
Refulgentes miradas
De cosas no dichas
Melancolía de días perdidos
Pasiones de sentidos fervientes
Celos dolorosos generados por dudas
Tus labios bloqueados
En un gesto de resentimiento
La mirada absorta en pensamientos molestos
Tu cuerpo protegido contra el mío
Con desafío y provocación
Tus piernas entrelazan las mías
Mi cadera se introduce entre los dos
Con un gesto sobreentendido
Y te ofreces toda
En un rápido abrazo
Luego te retraes
Para recomenzar el juego
De desafío y seducción
Hasta que vencida por la emoción
Te entregas a tu gaucho
“Soy tuya, soy para ti
Estoy acá”.
 
Dime si el cielo es infinito
 
Golondrina que juegas
sobre escaleras móviles
 que van con el viento
y buscas desaparecer en el espacio
Cuando te alejas
 entre guerras de nubes que vagan
por rumbos sin puerto
eres fuga de pasiones
que la ola de días concentrados
alejan de nosotros y el áncora
del recuerdo liga al pasado
locuaces reclamos transgreden
en ecos de cristales
sobre nuestro desacuerdo
alas amparadas por el viento
que agitan su sed de infinito
trazando sílabas mudas
sobre la diáfana pizarra de aire
mis incertezas están ávidas
de ahondar en tu fantasía
andando por los desiertos del cielo
dime si el cielo es infinito
para tus ansias de fuga
o tiene los confines
como tus primaverales miedos.


Poeta italiano (seudònimo de Josè Bèssolo.  Nacido el 4 de febrero de 1937 en Maglione- Torino
Publicò: “Silabas de viento”,“Ecos de silencio”, “Crepúsculo de palabras (los tres con el seudónimo de Beppe Belloso)