sábado, 18 de diciembre de 2021

José Martí

 


Yo soy un hombre sincero
 
Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.
 
Yo vengo de todas partes
y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes,
en los montes, montes soy.
 
Yo sé los nombres extraños
de las yerbas y las flores,
y de mortales engaños
y de sublimes dolores.
 
Yo he visto en la noche oscura
llover sobre mi cabeza
los rayos de lumbre pura
de la divina belleza.
 
Alas nacer vi en los hombros
de las mujeres hermosas:
y salir de los escombros
volando las mariposas.
 
He visto vivir a un hombre
con el puñal al costado,
sin decir jamás el nombre
de aquella que lo ha matado.
 
Rápida, como un reflejo,
dos veces vi el alma, dos:
cuando murió el pobre viejo,
cuando ella me dijo a diós.
 
Temblé una vez, —en la reja,
a la entrada de la viña,—
cuando la bárbara abeja
picó en la frente a mi niña.
 
Gocé una vez, de tal suerte
que gocé cual nunca: —cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.
 
Oigo un suspiro, a través
de las tierras y la mar,
y no es un suspiro,  —es
que mi hijo va a despertar.
 
Si dicen que del joyero
tome la joya mejor,
tomo a un amigo sincero
y pongo a un lado el amor.
 
Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno,
y morir en su guarida
la víbora del veneno.
 
Yo sé bien que cuando el mundo
cede, lívido, al descanso,
sobre el silencio profundo
murmura el arroyo manso.
 
Yo he puesto la mano osada,
de horror y júbilo yerta,
sobre la estrella apagada
que cayó sobre mi puerta.
 
Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo esclavo
vive por él, calla y muere.
 
Todo es hermoso y constante,
todo es música y razón,
y todo, como el diamante,
antes que luz es carbón.
 
Yo sé que el necio se entierra
con gran lujo y con gran llanto, —
y que no hay fruta en la tierra
como la del camposanto.
 
Callo, y entiendo, y me quito
la pompa del rimador:
cuelgo de un árbol marchito
mi muceta de doctor.
 
XXXIV
 
¡Penas! ¿Quién osa decir
Que tengo yo penas?
 Luego, Después del rayo, y del fuego,
Tendré tiempo de sufrir.
 
Yo sé de un pesar profundo
Entre las penas sin nombres:
¡La esclavitud de los hombres
Es la gran pena del mundo!
 
Hay montes, y hay que subir
Los montes altos; ¡después
Veremos, alma, quién es
Quien te me ha puesto al morir!
 
(de:  Versos sencillos)
 
La niña de Guatemala
 
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
 
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
 
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
 
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
 
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
 
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
 
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
 
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
 
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
 
Y te busqué por pueblos
 
Y te busqué por pueblos,
Y te busqué en las nubes,
Y para hallar tu alma
Muchos lirios abrí, lirios azules.
 
Y los tristes llorando me dijeron:
?¡Oh, qué dolor tan vivo!
¡Que tu alma ha mucho tiempo que vivía
En un lirio amarillo!?
 
Político, pensador, escritor, periodista, filósofo y poeta cubano de origen español
1853.  La Habana (Cuba)  - 1895.Dos Ríos (Cuba) 1895.
Publicò:  Patria y Libertad (teatro);Abdala(teatro),Amor con amor se paga (teatro); Amor funesto (novela); Ismaelito (poesìa), Versos sencillos (poesía).


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