El día
Despertó
en aquel Domingo transgresor
de
Luna y nube
y
pensó que aún no había nacido.
Se
calzó sus lentes pequeños,
antiguos
como su origen y
camino
desnudo.
Desnudo
de la cantata cotidiana
que
te pone la existencia.
Luego la nieve,
donde
los pájaros no abundan.
Donde
solo algún cuervo demorado
por
su presa, lo mira,
desgarrando
epílogos de vida .
Sus
pies hierven de frio,
enmudecidos
de movimiento alguno.
Allí,
confirmó que aun no había nacido.
Las
paredes de hielo de
una
cumbre eterna,
de
un blanco casi monosílabo,
manoseado
de grises
y
marrones de montaña
conmovieron
sus ojos
fruto
rojo oscuro y
brotaron
sus lágrimas de miel
sobre
la tierra.
Las
manos acariciaron por fin
sentencias
de luz y cielo,
sobre
un pentagrama con notas
de
sonidos de árboles y ventiscas,
de
alambrados brillantes
como
cuerdas de guitarra.
Nace
el Día…
Conversaciones
(dedicado
a Juan Gelman – Escritor Argentino.)
No
te mereces que mencione
una
sola palabra,
que
adjetive la noche con estrellas
que
alguna vez no pudiste ver
cuando
un techo
orinado
de angustia era
tu
único cielo.
Cuando
la única carrera de la noche
era
mirar donde pisabas,
donde
el cielo no quiso ser testigo.
Un
cielo invertido en manchas
ya
secas de sangre
de
alguna muerte antigua.
Del
sudor injusto de la pena
y
la distancia. Del ruido ensordecedor del
alma. Todo junto.
Me
hago a un costado y
veo
la realidad
acompañada
de vigilias.
Con
voces extrañas, hasta confusas.
Calles
grises.
Mi
lengua, entabliya palabras
que
no quieren significar
para
dejar que tu corazón
vierta
su poción de encierro.
Ojos
llenos de mares que
siempre
han separado.
¡Y
no me hables de distancias,
ni
de ausencias!.
Manos,
que, desde tu lugar
siguen
buscando los despojos
de
libertad que va quedando
para
llevarla a la victoria.
Caminé
por
cada uno de tus versos.
Y
digo versos porque
me
detuve en el detalle.
Me
escondí en tus exilios. De Roma,
de
París. En realidad, buscando el mío,
que
quedó cifrado
en
aquel “aquí mismo”.
En
la inmovilidad del momento,
en
la oscuridad que trasuntó los días.
¡Solo
te encontré a vos!. Y
fue
necesario para sacar,
después
de mucho tiempo,
por
ejemplo,
aquellos
“idus de Abril del ´77”
en
que se me negó la luz y la ley,
hasta
el mismo encuentro
con
la muerte. Que quiso
que
aún permaneciera.
Este
silencio que se lleva las palabras,
este
monologo de dos, porque
es
como si te escuchara,
trepa
al viento de ese, tu idioma,
que
a veces intento entender
y
que casi siempre
debo
aprehender.
Para
buscarte, me clave
en
tu mirada llena de caminos,
de
atajos de aquí, de allá…
Poeta, escritor,
Vive
en San Vicente (Buenos Aires). Argentina.
Publicò:
La Vida, como la voy viviendo... (poemas); Así…como un alma buscando Ser”
(poesía y narrativa).
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