Invierno
Como
lobos en una estación seca
Germinamos
por todas partes
Amando
la lluvia,
Adorando
el otoño.
Un
día incluso pensamos en mandar
Una
carta de agradecimiento al cielo
Y en
lugar de un sello
Pegarle
Una
hoja de otoño.
Creíamos
que las montañas se desvanecerían,
Los
mares se desvanecerían,
Las
civilizaciones se desvanecerían
Pero
permanecería el amor.
De
pronto nos separamos:
A
ella le gustan los grandes sofás
Y a
mí me gustan los grandes barcos,
A
ella le gusta susurrar y suspirar en los cafés
Y a
mí me gusta saltar y gritar en las calles.
A
pesar de todo
Mis
brazos se abren al universo
Esperándola.
Arden las palabras
Poesía,
inmortal cadáver, me aburres.
Líbano
arde,
Brinca
cual yegua herida al borde del desierto
Mientras
yo busco a una chica robusta
Para
rozarla en el autobús,
A un
hombre de rasgos árabes
Para
derribarlo en cualquier sitio.
Mi
país se desploma,
Tiembla
desnudo cual cachorro de león
Mientras
yo busco un rincón retirado
Y a
una aldeana desesperada para seducirla.
Diosa
de la poesía
Que
penetras en mi corazón cual cuchillo
Cuando
pienso que compongo poemas
A
una chica desconocida,
A un
país mudo
Que
come y duerme con cualquiera.
Puedo
reírme hasta que la sangre
Fluya
por mis labios.
Yo
soy la flor letal,
El
águila que golpea a su presa sin piedad.
Árabes,
Montañas
de harina y placer,
Campos
de balas ciegas,
¿queréis
un poema sobre Palestina,
sobre
conquista y sangre?
Yo
soy un hombre extraño:
Tengo
el pecho de lluvia
Y en
mis ojos ausentes
Hay
cuatro naciones heridas buscando su muerte.
Estaba
hambriento,
Escuchando
la triste música
Y
dando vueltas en la cama cual gusano de seda
Cuando
saltó la primera chispa.
Desierto:
tú mientes.
¿Para
quién es esta muerte púrpura
y la
flor recogida bajo el puente?
¿Para
quiénes son estas tumbas
inclinadas
bajo las estrellas,
esta
arena que nos das
cada
año cual cárcel o poema?
Ayer
regresó este héroe de labios delgados
Acompañado
por el viento, los tristes cañones
Y su
larga lanza brillando cual puñales desnudos.
Dadle
un anciano o una prostituta,
Dadle
estas estrellas y las arenas judías.
Allí
En
medio de la frente
Donde
cientos de palabras agonizan
quiero
la bala de gracia.
Hermanos,
He
olvidado vuestros rasgos,
Aquellos
seductores ojos.
¡Dios
mío!
Cuatro
continentes heridos en mi pecho.
Creía
que conquistaría el mundo
Con
mis ojos azules y mi mirada poética.
Líbano:
mujer blanca bajo el agua,
Montañas
de pechos y garras.
Grita,
mudo,
Alza
los brazos
Hasta
que estallen las axilas
Y
sígueme.
El
viento cubierto de campanas.
Sobre
los rostros de las madres y los cautivos,
Sobre
los versos y metros decadentes
Verteré
fuentes de miel,
Escribiré
sobre árboles o zapatos,
Rosas
o muchachos.
Aléjate,
desgracia,
Bello
muchacho encorvado.
Mis
dedos son largos cual agujas
Y
mis ojos son dos héroes heridos.
Desde
hoy no habrá versos.
Cuando
te derriben, Líbano,
Y se
acaben las noches de poesía y frivolidad
Dispararé
la bala en mi garganta.
Fuente:
Poesìa Árabe (16 poetas árabes contemporáneos)
http://files.bibliotecadepoesiacontemporanea
Poeta
y escritor
Nació
en Salamiya, (Siria) en 1934 - Falleció en Damasco (Siria) en 2006.
Publicò:
Tristeza a la luz de la luna (Huzn fi
daw al qamar),Habitación con millones de
paredes (Gurfa bi malayin al-yudrán), La
alegría no es mi profesión (Al-farag laysa mihnati)
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