jueves, 19 de marzo de 2020

María Eugenia Hernández Salais


                                                            Migrantes

Un trino inesperado disipa la niebla del camino,
observa mi cansado trote peregrino, un ave gris,
de pronto emprende el vuelo. Envidio su infinito,
deseo reencarnar, volver alada.


Entonces sin fronteras o cargantes
protocolos, a cual más todos de humillantes;
veloz saeta pasaría, para entonar cantos tan gozosos
que secaran el sudor del caminante.


Vagaría en el otoño sin humores, pleno de color,
con luz brillante, y en medio del bosque,
en respetuoso silencio aguardaría
el canto acompasado del follaje.

Un canto sin apremios, como canción de cuna
que tibia el dulce sueño del infante,
y en sereno milagro, logra borrar,
los horridos sonidos de la guerra.

Tropiezo y caigo; compruebo dolorida
que el sueño terminó, estoy en medio
de una abatida multitud de Migrantes;
marchamos lerdos, en pos de la esperanza.


 Poeta, narradora.
Nacida en Ensenada, (Baja California),  México,  reside en Mazatlàn, (Sinaloa) México.
Publicó: Brumas y lejanías; Fuegos fatuos; Sirenas amarillas (narrativa), Oceánica ( breve antología bilingüe )

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