Del quebracho colorado
Según se narra en esta historia, había un cacique de la tribu quichua de nombre Anka. Él era jefe de esta tribu y vivía junto a su hijo Puca-Sonko, del cual estaba orgulloso por ser un joven muy valiente que amaba a la naturaleza. Esta tribu se encargaba de la caza del jaguar, del venado y del quirquincho, sin duda alguna esta clase de vida sana y en contacto permanente con la naturaleza les proporcionaba fortaleza, destreza y habilidad. También se dedicaban a la agricultura y la pesca, sin embargo un día la paz y la tranquilidad se vio un poco alterada.
Llegaron rumores a la tribu de que se acercaban ejércitos de viracochas con el propósito de conquistar aquellas tierras, el jefe Anka lamentaba que su hijo aún era muy joven para luchar. Sin embargo, lo invitó para que ayudará en la resistencia y en la lucha, porque era muy valiente. Así es que todos tomaron sus armas y escudos, y sin titubear salieron a pelear contra los viracochas. Como conocían bien la selva los pudieron vencer, ciertamente el estar en contacto permanente con la naturaleza los salvó.
De esta manera, se recobro la tranquilidad en la tribu quichua durante un buen tiempo. Pero no pasó mucho tiempo que Anka envejeció, enfermó y murió, esta tragedia aceleró el crecimiento de Puca-Sonko. Debido a la muerte de su padre debió hacerse cargo de la tribu con todo lo que eso conlleva para un joven, de hecho no faltaría mucho para que se enfrente a verdaderos desafíos.
Paso un año aproximadamente hasta que llegaron los rumores de que los españoles iban a invadir todas sus tierras, sin dudar la tribu salio hacia al bosque para enfrentar a los enemigos que querían usurpar sus tierras. Sin embargo, observaron que los españoles traían armaduras que brillaban con el sol y poseían armas que nunca habían visto. No obstante esto, salieron con fe y valentía al campo de batalla.
Pero algo curioso sucedió, cuando pensaban que habían ganado y comenzaban a festejar con alegría, observaron a la vista un ejército de españoles. Les habían tendido una trampa o una cuartada, ante semejante sorpresa lo único que atinaron hacer fue huir despavoridos y desorientados. Pasaron algunas horas cuando se retiraron los españoles y algunas indígenas comenzaron a buscar al joven Puca-Sonko, pero tristemente lo encontraron muerto, estaba cerca de un árbol inmenso.
Cerca de su cuerpo estaba su sangre derramada pero curiosamente la base del árbol le estaba absorbiendo la sangre de Puca-Sonko y se había tornado de un color rojo, precisamente de ahí nace la leyenda de «El Quebracho Colorado».
Fuente: http://razafolklorica.com/
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