Poema
Lunas y vendimias han pasado
y ahora me pregunto:
¿que hacías aquella noche
sentada en ese umbral
en una calle desierta, fría
(tu largo negro abrigo
corrido el rimmel de tus ojos
tus ojos enrojecidos mínimos
tu mirada vacilante como un
claro espejo
tendido hacia la nocturna luz
del universo)
balanceándote, instintiva,
en un sillón-hamaca imaginario
diciéndome (así, sin anestesia)
"te esperaba"
"tengo sueño"
y "mirá que loca, esa luna"
justo a esa hora
en que la noche del sábado
hierve de máscaras, poses,
ansiedades
y algún dios-cicerone
me regalaba un instante
una noche
un instante
de verdad?
Bajo el laurel del patio
Bajo el laurel del patio
en la tarde calurosa
mirando los últimos gorriones
que se posan en los cables, las
abejas que inspeccionan el
malvón
y el árbol de pomelo.
Mi
perro, jadeante, echado a mis
pies
agradecido por la leve brisa que
permite respirar
cuando baja el sol. Con la
pequeña selva enmarañada a mis
espaldas.
Olvidado del mundo y de la
gente, estoy.
Tratando de aprender o recordar
viejas lecciones.
Limpiando de polvo y telarañas
oxidados circuitos.
Un gato se acicala
sobre una vieja estructura de
metal herrumbrado.
Un
rincón de silencio sólo para mí.
No
puedo detenerme en lo poco o
mucho que he perdido
ni
conjeturar
sobre futuros
ni rutinas ni bonanzas ni
miserias.
Prefiero quedarme aquí mirando
el extraño color que toman las
cosas
con la última luz de la tarde.
Recordarme
y no ser olvidado.
Naciò en Santa Fè (Argentina).
Poeta
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jueves, 22 de diciembre de 2016
Daniel Rafalovich
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