sábado, 19 de marzo de 2022
Ignacio B. Anzoategui (h)
Y aquí, señores míos
Revistas
Camitalalo
Los Arroyos Bajan de las Sierra
Revista
Camiare - Comechingon
Nº 1
- Año 2021 - Primavera - Pueblo Comechingòn (Còrdoba) Argentina
34
pàg.
Consejo
de Redacciòn: Pamela Barrionuevo, Laura Misetich Astrada Erick Rojas Gòmez -
Gabriel Correa - Pablo Reina.
Maquetaciòn
y diseño de interiores: Nicolàs Viglietti
Diseño
de tapa y contratapa: Verònica Contreras
Ilustraciòn
tapa: Leonardo Reyna.
Camitalalo, es
una publicación cultural de difusión, investigación y reafirmación de la
cultura ancestral comechingón.
Leemos
en su editorial: "Somos
comechingones. Así de sencillito y sin tanta vuelta. Aunque también nos
llamamos camiare, kamiare o camichingones. (...) Es decir: gente de la
sierra." El episodio valiente y mágico de autonombrarse y recordar,
"fue el que mantuvo la humedad del lecho aparentemente seco de los talalo
o arroyos de Nuestra Madre Sierra. (...) Porque así somos los comechingones o
camiare: como esos talalo o arroyos que bajan de la Cami, de nuestra Sierra.
Camitalalo son entonces los "arroyos de las sierras". Y eso somos.
Simples arroyitos que hoy nos permitimos cantar y saltar".
Camitalalo:
arroyos que bajan de las sierras.
Camìn, en
camiare: valle, vallecito. El camiare es es una de las lenguas
històricas de nuestro pueblo, aunque existieron variantes del mismo, como así
otros idiomas que también se hablaron y se hablan por nuestra geografía.
Libros
Tinaja
mujer (poemas), de Irma Droz. Santa
Marìa de Punilla (Còrdoba) Argentina.
112 pàg. 21 cm x 15 cm. ISBN 978-987-4996-06-0.
Pròlogo:
Marìa Teresa Andruetto.
Ilustraciones:
Raùl E. Ledesma (Técnica en Punta Seca)
Ed.
Quo Vadis Ediciones. Mayu Sumaj (Còrdoba). Argentina
2º
Ediciòn
2016.-
Esta
es mi pequeña historia,
para
un destino de cántaro apacible,
donde
hubo un tiempo de greda desierta
y
una edad para el surco y la siembra.
pàg. 15
Voy
caminando
Voy caminando
las calles de mi pueblo,
donde
no acaba de morir la tarde
y he
sentido de pronto,
como
si fuera a terminar el tiempo…
Voy
caminando las calles de mi pueblo
y el
tiempo ya se acaba
bajo
las plantas de mis pasos …
Sobre
mis hombros,
se
ha puesto a descansar la tarde …
Ha
comenzado a terminar el tiempo
y
las gentes pasan
o
están, simplemente.
Yo
sigo, calle arriba,
bajo
el pesado gris de la distancia.
Mis
pasos hieren el rumbo,
mientras
mis manos resbalan
el
espacio del tiempo que se acaba …
Voy
remontando las calles de mi pueblo,
donde
ha empezado a terminar mi tiempo,
mientras
no acaba de morir de la tarde.
pàg. 19
Payaso
No
sé en qué etapa de la vida
Me
habré metido en su traje.
Mis
ojos, casi de niño,
descubrieron
que la pena
andaba
suelta en la casa …
Después,
la encontré en la calle,
en
la gente, en el trabajo…
Por
eso, al doblar la esquina
me
sorprendieron bailando
con
un traje de colores
y
una sonrisa pintada …
Me
tropecé con la envidia
y el
cerco de la ignorancia.
Los
que no me comprendieron
difamaron
mi entusiasmo.
Yo
sé que fue una batalla
que
gané cuando sentí
que
la pena se mudaba,
y
una cascada de risas
iba
ganando la calle …
Guardo
unos ojos de niño
por
si va tras de mis pasos,
para
derrotarla, al fin,
con un payaso en mi piel
y un
cascabel en el alma.
pàgs. 21/22
Otoño
Hojas
…
Dorado
que se quiebra
junto
a la huella del camino.
Viento
…
Caricia
arrebatada
en
los cabellos del olvido.
Siesta
…
Melodía
solitaria
para
el tiempo detenido
pàg.31
Tinaja
de mujer
En
el antiguo silencio
de
cada vasija añera,
me
parece adivinar tu corazón
Madre
Tierra.
El
calor de tus entrañas
está
vibrando en el rojo
de
cada tinaja niña
que
arranca de tu vientre,
porque
son ellas tus hijas
Pacha
Mama del silencio;
carne
de tu misma carne,
fruto
eterno de tu suelo …
Tu
hombre barro, el que te habita,
el
que recibió el aliento
de
aquel Eterno Alfarero,
quiso
acariciar tu piel
y en
esa caricia tierna
se
fue moldeando el amor,
hecho
tinaja de tierra.
Tinaja
Madre, que abriga
un
secreto hecho promesa
depositado
en su seno.
Sólo
ella puede guardar
los
milagros de la tierra,
porque
ha templado sus carnes
en
el calor de la hoguera
que
enciende el amor eterno …
¡Yo
soy Tinaja Mujer,
desde
el principio del tiempo!
que
se ha moldeado en las manos
del
amor de mi alfarero;
aquel
que hizo mi tierra,
surco
fecundo en la siembra
y se
fue tornando en llama,
para
templarme en su hoguera!
Por
eso, hoy guardo un milagro
muy
adentro de mi seno,
que
va curvando mi vientre,
para
albergar con tibieza
este
destino de hijo,
que
ya está soñando el sueño de tinaja,
Madre
Tierra,
o
enamorado alfarero.
pàgs. 65/66
Luces
y sombras …
Desde
la altura de mis años,
la
vida me impone una pausa;
y
entonces, aparecen las imágenes,
las
reconozco, me rodean.
Algunas
son luminosas, otras oscuras …
Necesito
Luz
para
llegar al final de mi sendero.
Luces
y sombras …
Tal
vez fueron necesarias
para
reconocer la huella.
Presiento
heridas en mi Tinaja.
Ya
no puedo remediarlas…
Pero
en la esencia de obsidiana
que
el Universo me concede,
aún
recojo el agua fresca de la Vida,
para
el ritual de nuevas madrugadas,
palpitante
y sutil
Purificada
y dispuesta.
pàg. 106
…Y
este es mi barro
acrisolado
en cántaro.
Tan
esencial y simple como el agua.
Cálido,
como la tierra primitiva.
Mujer-Tinaja,
porque Dios lo quiso.
Por
el Milagro de la Vida.
“… Y
si la sed he de calmar de alguno,
que
haga durar mi barro, todavía”
pàg. 107
Irma Droz.
Poeta, escritora.
Naciò
en Còrdoba Capital. Reside en Santa Marìa de Punilla (Còrdoba) Argentina.
Publicò: Tinaja Mujer
(poemas)- 1º edición (2003): Mamà Poroto y Puni, la gotita (cuentos para
niños); Campanas de papel (poemas); Cautiva, Francisca Adaro
(poema èpico).
Leyendas Argentinas
Leyenda
del Toro-Yacu
Cuenta
la leyenda que en las volcánicas tierras santiagueñas había hace muchos años
una inmensa laguna alimentada por varias vertientes naturales, en esa época los
pobladores subsistían de sus siembras y la crianza de animales, ya que todos
poseían abundante hacienda. Notaban asombrados que poco a poco desaparecían los
animales de los campos. Luego de incesante búsqueda el asombro de la gente no
tuvo límites al encontrar a todos los animales reunidos alrededor de la gran
laguna. No entendían qué les había hecho abandonar sus corrales y sus campos
para hacer ese largo peregrinaje. Era como si una fuerza irresistible los
dominara. Entonces un joven y fornido poblador intrigado ante ese hecho se
ofreció para cuida el rebaño, con la esperanza de descifrar el misterio. Se
instaló debajo de un coloso algarrobo, la siesta caía como plomo candente; la
tarde discurrió lentamente hacia su destino de ocaso y el joven decidió volver
a su rancho.
Durante
varios días volvió a su lugar de observación bajo el algarrobo; obstinado
vigìa,barrìa el paisaje con su mirada.
De
pronto pareció como que nada se movía. Eso llamó la atención del joven.
Comprendió entonces que se había producido un profundo silencio; dos minutos
después, el ganado comenzó a mugir como desesperado, todos los animales al
borde del agua rasgando con sus pezuñas el barro. El muchacho desconcertado vio
que algo comenzó a emerger de las azules
aguas; era un soberbio toro, de unos cuernos reluciente oro que brillaban bajo
el sol igual que su dorada piel. El joven enmudeció de asombro, buscó su lazo,
revoleó y enlazó semejante animal. Este de un solo tirón se internó de nuevo en
la laguna; era bello, colosal, hermoso. Después de entonces todo volvió a la
realidad.
Desde
entonces se dice que el Toro-Yacu era el padre de toda la hacienda.
Toro-Yacu: Toro del Agua.
(Leyenda de Toro- Yacu. Las Termas de Rìo Hondo.(Santiago del Estero). Argentina)
Pedro B. Palacios (Amafuerte)
Vera violetta!
En pos de su nivel se lanza el río
Por
el gran desnivel de los breñales;
El
aire es vendaval, y hay vendavales
Por
la ley del no - fin del no - vacío;
La más hermosa espiga del estío
No
sueña con el pan en los trigales;
El
más noble panal de los panales
No
declaró jamás; yo no soy mío:
Y el sol, el padre sol, el raudo foco;
Que
fomenta la vida en la natura
Por
fecundar los polos no se apura,
Ni
se desvía en ápice tampoco …
¡Todo lo alcanzarás; solemne loco,
Siempre
que lo permita tu estatura!
Nada
En el mar de la esperanza
Boga
el hombre de continuo,
Ora
errante, ora en bonanza,
Ora
en oculto camino.
En
la frente desconfianza
De
su incógnito destino,
En
el pecho vanagloria,
En
el recuerdo una historia.
Sigue así, de cada luna
Mirando
la faz serena,
Como
la humilde laguna
Siempre
besando la arena
Sin
recompensa ninguna
A su
ignorada faena:
Porque
es su afán vanagloria
Y
siempre igual es su historia.
Pasan años siempre ciego,
Llega
el fin de su calvario,
Y
afán y gloria van luego
Al
fondo vil de un osario,
¡Tanto
valor, tanto fuego
Extingue
un leve sudario!
Es
la vida, camarada,
Llama,
estopa, viento …y nada!
Conocido
también por el seudónimo de Almafuerte, fue un Poeta y periodista argentino.
1854 San Justo (Buenos Aires) - 1917 La Plata (Buenos Aires)
Publicò: Lamentaciones ; Siete sonetos medicinales ; Evangélicas ;Poesías ;Poesías
Completas ; Nuevas Poesías ; Milongas clásicas, sonetos medicinales
y Dios te salve. Discursos ; La inmortal;El misionero ;Trémolo; Cantar
de los cantares; La sombra de la
Pescado Rabioso
Grupos y Letras en el Rock Argentino
Iniciado del alba
Puedo
ver
Aquello
que no pensé
Y
así es
Que
de haber pensado en aquel
Con
las uvas bajo el sol
Y el
temor
Y el
agua de la piel
Y
así es
Que
el viento bruma le dio
Como
el beso de la piel
(Y
aquí se esconde el beso
Sin
memoria)
Luna
del alba
(Como
el beso)
Ligustros
húmedos
Y el
pueblo que amanece sin gemir
Puedo
ver (Puedo ver)
Aquello
que no pensé
Y
así es
Que
de haber pensado en aquel
Con
las uvas bajo el sol
Y el
temor (Y el temor)
Y el
agua de la piel
Y
así es
Que
el viento bruma le dio
Como
el beso de la piel
(Y
aquí se esconde el beso
Sin
memoria)
Luna
del alba
(Como
el beso)
Ligustros
húmedos
Y el
pueblo que amanece sin gemir
(Álbum:
Pescado 2 - 1973)
Fue
un grupo argentino de rock, liderado por Luis Alberto Spinetta, acompañado
inicialmente por el baterista Black Amaya y el bajista Osvaldo
"Bocón" Frascino. El trío se transformó en cuarteto con la
incorporación del teclista Carlos Cutaia. Finalmente David Lebón sustituyó a
Frascino
Historias de: .... Cosquìn
La
Mandinga
Cuando en 1958 llegué a Cosquín,
una vecina anciana, llamada Anita, me contó esta historia. Las márgenes del
río, ese lugar que después llamaron La Mandinga, estuvo habitado por nueve
indios que vivían de robos, asaltos y disturbios; los llamaban “Los Mandingas”.
Eran altos, oscuros, con cabelleras largas y negras, llevaban poca ropa, hecha
de cueros y ceñían sus pantalones con sogas y nudos rústicos. Nadie, sin
embargo, sabía que uno de ellos era una mujer. Ella vestía de la misma manera;
de ese modo pasaba desapercibida entre los hombres, sus compañeros, que la
trataban como si fuera uno más. También se ignoraba de dónde habían venido pero
todos les temían. Una noche, el cocinero de una posada que asaltaron los
persiguió a caballo y alcanzó a la india. Creyendo que era un hombre comenzó a
propinarle una soberana paliza y logró que la india gritara de dolor. Asombrado
el muchacho le arrancó el chaleco con la camisa y descubrió el engaño. Acurrucada en el piso,
la mujer lo miraba llena de espanto, pero sin llorar. El hombre en un arrebato
de vergüenza la cubrió con su abrigo. Luego, dejándola ir, la ayudó a montar el
caballo, que misteriosamente no se había espantado y esperaba manso allí, a su
lado. Desde entonces, cuando se escuchaba un tropel de caballos en las
proximidades del lugar, el cocinero decía. –“Allí están, ésos son los indios de
La Mandinga”. Ana contaba que, tiempo después, el cocinero Juan, que así se
llamaba el muchacho, trajo una mujer de piel oscura a su casa, con ella formó
su familia. Los indios se dispersaron y desaparecieron. Tal vez se afincaron en
otro lugar, pero nadie supo exactamente qué rumbo tomaron. Yo siempre me
pregunto…¿habrá podido acallar esa mujer con piel color de tierra los gritos
rebeldes de su corazón para vivir una vida entre puertas, cerrojos y paredes?
No lo sé… pero… eso sí, por las noches, durante mucho tiempo… se escucharon, y
aún hoy se escuchan, alrededor de lo que fue después el barrio de “La
Mandinga”, relinchos y el trotar de un caballo, que parece amansado por indios,
al que nadie nunca ha podido ver.
Nilda María Sampaoli.
Escritora.
Cosquìn
(Còrdoba) Argentina
Jorge Tarducci
Voz plateada
La
luna me dictó
una
palabra...
era
plateada su voz
...aunque
ronca;
y en
un instante un rayo...
me
atravesó, sin piedad.
Viento Furioso
Sereno
descenso,
voraz
inmiscuirse
en
los pliegues
intrincados,
brumosos;
del
viento furioso,
que
noche y día
suele
sacudirnos.
Ingenioso
gienecillo
Ángel
des-alado,
indómito
y blancuzco,
que
trepa espacios,
en
alineadas columnas decoradas…
ingenioso
geniecillo
no
ensombrezcas…
los
días sin horarios,
de
maniquíes estatuarios.
Poeta
Venado
Tuerto (Sta Fe). Argentina.
Publicò::
Curte, obliga y plasma.; Surco y Esencia
; Antología. 3(Recopilación)
Orlando Valdez