La leyenda del kakuy.
Conocida en el noro este argentino, ha sido relatada por numerosos autores. Segùn ella, dos hermanos vivìan en el monte. La hermana era mala y el hermano bueno. Èl le traìa frutos silvestres y regalos, pero ella le correspondía con desaires y maldades. Un dìa èl regresò de la selva cansado y hambriento, y pidió a su hermana que le alcanzara un poco de hidromiel. La mala hermana trajo el fresco lìquido, pero antes de dárselo lo derrramò en su presencia. Lo mismo hizo al siguiente dìa con la comida. El hermano decidió castigar su maldad. La invitò una tarde a recoger miel de un árbol que estaba en la selva. Fueron allì y el hermano logró que ella trepara a lo màs alto de la copa de un quebracho enorme. Èl, que subió detrás, descendió desgajando el árbol de modo tal que su hermana no pudiera bajar. El hombre se alejò. Allì quedó la mujer, en lo alto, llena de miedo. Cuando llegó la noche, su miedo se convirtió en terror. A medida que pasaban las horas, comenzó a ver, horrorizada, que sus pies se transformaban en garras, sus manos en alas y su cuerpo todo se cubrìa de plumas. Desde entonces, un pájaro de vuelo emplumado, que sòlo sale de noche, estraga el silencio con su grito desgarrador “¿Turay! ¿ Turay!”: ¡Hermano! ¡Hermano!.
(fragmento del libro “Animales, Leyendas y Coplas” de Jorge W. Àbalos. Editorial Losada S.A. Buenos Aires. 1966)
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