miércoles, 23 de diciembre de 2015
Editorial (Breve 4)
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El Rescatador
Publicado en Revista Literaria “Mapuche “. Año 1 – Nº 4 - Abril de 1982 (impresa)
Jorge W. Abalos
Maestro y director de escuelas rurales, científico, investigador; su especialidad dentro del campo de la biología, lo llevó a ocupar cargos de relevancia, tales como Entomólogo del Instituto de Medicina Regional de la Universidad de Tucumán; Director del Instituto de Animales Venenosos de Santiago del Estero; Profesor de Zoología Forestal en la Facultad de Ingeniería Forestal de Santiago del Estero; Vice Decano de la misma; Director del Centro de Zoologìa Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas de Còrdoba; Titular de la Academia Nacional ; becado en varias oportunidades por organismos internacionales.
De su vasta obra literaria, mencionamos: “Shunko” (traducido en varios idiomas), “Animales, Coplas y Leyendas”; “Norte Pencoso”, “Que sabe usted de víboras”, etc; tiene además publicado 60 trabaos sobre investigación científica.
Jorge W. Abalos, falleció en octubre de 1979, en la ciudad de Còrdoba, donde residía desde hace tiempo.-
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Irene Mercedes Aguirre
Poeta, escritora, docente e investigadora universitaria de grado. Avellaneda (Buenos Aires)
Publicò: Mi ser en el tiempo; Juan y la fiebre; A mis islas cautiva; Sonetos a Simón Bolívar (2); El sueño que no cesa;Ventanal a tres tiempos; Parda Manuela
Contacto: aguirreirene@gmail.com
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Leyendas Argentinas
Leyenda del Ñandutí,
Según la leyenda, el ñandutí fue creado por una mujer indígena, que se inspiró en el telar de araña de la selva.
Cuenta la leyenda que dos bravos guerreros guaraníes se disputaban el amor de Samimbí, una bella y esquiva muchacha morena.
Una noche, Jacyñemoñaré (Hijo de la Luna ), uno de los dos jóvenes, recorría atribulado la selva, cuando al elevar su mirada al cielo para implorar a Tupá, el dios guaraní, que lo ayudase a obtener el amor de Samimbí, vio en lo alto de un árbol corpulento, bañado por la luz plateada de la luna, un maravilloso encaje cuya perfección lo deslumbró. Yaciñemoñaré decidió entonces trepar al árbol y obtener esa joya para regalarla a su amada.
Quiso el destino que Ñanduguasu (Araña Grande), el otro guerrero enamorado de Samimbí, pasara en ese momento por el lugar y también viera el hermoso tejido. Enfurecido por los celos al darse cuenta que de su rival se apoderaría del encaje antes que él, le disparó una flecha certera que lo mató en el acto. Sin perder tiempo, Ñanduguazú se encaramó al árbol. Pero cuando se apoderó del tejido sólo quedó en sus manos una vistosa y desagarrada tela de araña.
Durante largos meses los remordimientos no dejaron en paz a Ñanduguasu. Hasta que por fin, un día, su madre logró arrancarle el terrible secreto. La anciana pidió entonces a su hijo que la condujese hasta el pie del árbol. Y cuando madre e hijo llegaron al lugar observaron con sorpresa que en el mismo sitio se había formado un encaje idéntico al anterior. Para consolar a su desdichado hijo, que desde la muerte de Jasyñemoñaré no hacía más que vagar como enloquecido por la selva, la anciana decidió obsequiarle un tejido igual al del árbol.
Para ello estudió con gran atención las idas y venidas de la araña que hilaba pacientemente su primorosa trama. Luego, con sus agujas de tejer, comenzó a copiar los círculos y rectas que la araña trazaba con admirable precisión, y usando las finas hebras de sus cabellos blancos logró reproducir el encaje: era el ñandu-atí o "canas de la araña", encaje que las mujeres paraguayas tejen con motivos propios de su país.
Nota: Ñanduti significa en guaraní tela de araña, símbolo de la ciudad de Itauguá, es considerada como la reina de toda la artesanía de la República del Paraguay.
Es un encaje de agujas, se teje sobre bastidores en círculos radiales, se bordan motivos geométricos o zoomorfos, enhilo blanco o en vivos colores. Preferentemente se realizan detalles para vestimentas, ornamentos religiosos, sombreros, abanicos, todo tipo de artículos ornamentales
Leyenda Guaraní.
Beppe Belloso
TangoTus ojos buscan los míosY ellos huyenRefulgentes miradasDe cosas no dichasMelancolía de días perdidosPasiones de sentidos fervientesCelos dolorosos generados por dudasTus labios bloqueadosEn un gesto de resentimientoLa mirada absorta en pensamientos molestosTu cuerpo protegido contra el míoCon desafío y provocaciónTus piernas entrelazan las míasMi cadera se introduce entre los dosCon un gesto sobreentendidoY te ofreces todaEn un rápido abrazoLuego te retraesPara recomenzar el juegoDe desafío y seducciónHasta que vencida por la emociónTe entregas a tu gaucho“Soy tuya, soy para tiEstoy acá”.Dime si el cielo es infinitoGolondrina que juegassobre escaleras móvilesque van con el vientoy buscas desaparecer en el espacioCuando te alejasentre guerras de nubes que vaganpor rumbos sin puertoeres fuga de pasionesque la ola de días concentradosalejan de nosotros y el áncoradel recuerdo liga al pasadolocuaces reclamos transgredenen ecos de cristalessobre nuestro desacuerdoalas amparadas por el vientoque agitan su sed de infinitotrazando sílabas mudassobre la diáfana pizarra de airemis incertezas están ávidasde ahondar en tu fantasíaandando por los desiertos del cielodime si el cielo es infinitopara tus ansias de fugao tiene los confinescomo tus primaverales miedos.
Poeta italiano (seudònimo de Josè Bèssolo. Nacido el 4 de febrero de 1937 en Maglione- Torino
Publicò: “Silabas de viento”,“Ecos de silencio”, “Crepúsculo de palabras (los tres con el seudónimo de Beppe Belloso)
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