Una azuleña en la Patagonia
1.Tiempos de linaje…
Los indios Catriel pertenecían a una antigua estirpe que
se rastrea en el territorio bonaerense desde fines del siglo XVIII, eran
Tehuelches septentrionales, descendientes de los boroganos (agrupaciones
mapuches que emigraron desde la Araucanía chilena a la región pampeana
argentina). Las tolderías de los Catriel, se ubicaban en la línea de frontera,
cercanas a la ciudad del progreso y de todos sus vicios y enfermedades que los
diezmaba.
Los indígenas y en particular los descendientes de
tehuelches, se empeñaban por preservar sus hábitos nómades y cazadores; sus
creencias religiosas y estructura social se apoyaba en el “cacicazgo”.
En el idioma de la etnia mapuche, de transmisión oral.
El cacique y los abuelos eran los encargados de dar la instrucción cultural,
escuchados de generación en generación.
La palabra catriel significa: ‘cara cortada’ o ‘que
posee una cicatriz’. Una lengua sin escritura, que los identificaba con una
manera de ver el mundo, a puro sonidos interpretados en formas diferentes.
La dinastía de estos Caciques pampas durante el siglo
XIX, fueron: Juan Catriel, Su hijo Juan “el joven” y sus nietos Cipriano
Catriel, Juan José Catriel.
El negocio pacífico de los indios, puesto en práctica
por Juan Manuel de Rosas. Consistió en un complejo conjunto de vinculaciones.
Fomentando la amistad interesada a partir de la dádiva engañosa y una
explotación sutil del indígena, desembocando en la traición lisa y llana.
Todas las artimañas pretendían dominar al indio, con los
vicios, como el tabaco y alcohol siempre disponible; y el hipócrita sentimiento
de poder que producía vestir un uniforme militar que el gobernante obsequiaba
como una broma. Estos “indios amigos” fueron convenientes para los gobiernos.
Por su participación en las expediciones de 1833, a los
Catriel, les fueron cedidas tierras en la zona de Azul y Olavarría y ventajas
de raciones y cargos en el ejército. Pero en 1856, la zona comenzó a ser vista
con interés por los ganaderos, siendo desplazado a las inmediaciones de Azul
(Potreros de Nievas).
Ser mujer del cacique Catriel tenía sus privilegios. Lo
cierto es que el Cacique nunca abandonó la poligamia. Las mujeres del Cacique
Cipriano, recorrían con desenvoltura las calles de Azul, cabalgando solas o con
varias criaturas en matungos flacos, adornados con aperos suntuosos. Montaban
como hombres, subían y bajaban de sus caballos con destreza. En el boliche
negociaban cambiar las fajas tejidas, los cueros y pieles de nutria, por cortes
de género, azúcar, aguardiente y yerba.
Y siempre se paga el olvido,
despojo parido de su tierra,
talones de sangre sin destino,
negociado el dominio de una raza.
Imponen líneas de dueño,
quitando del río su huella,
la traición se huele cerquito,
ignorando el linaje que despertará.
MEN
Coli
Nada hacía pensar que los tiempos de bonanza se
terminarían y que el peligro del desaparecer de una raza, dependería de una
mujer azuleña, señalada por los dioses para negociar.
Continuará…
Una
Azuleña en la Patagonia: 2. Mujeres de la tribu Catriel
25 de Mayo (La Pampa.). Argentina .Docente y escritora.
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